Mi promesa te hace fuerte cuando me tocas:
los demás dan un paso atrás.
Me tomas de las manos fuertemente/ clávame a la cruz de tu cuerpo
que con cada martillazo me hundo
y tus dedos sobre mi lengua
siguen martillando en el surco...
La venus atada a tu fuente cristalina
el mango se vuelve lechoso, tu agua se vuelve saliva
y mi sangre sudor en tu pecho,
de tu boca el clavo que me sostiene, en tus brazos
la madera que me enaltece
y tu lengua el credo que quiero rezar encima de tí
con movimiento circular
en los altares improvisados que en nuestra piel
se acomoden.
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