Habéis venido a buscarme
entre las piedras que derriba el tiempo,
cuando la vida llora, llora en demasía.
Mirad en mis ojos la aurora de fuego,
circundante maravilla que hace de vos: reflejo.
Dónde el tiempo no me alcanza allí estaré,
reclamando febril el consuelo de mí ser.
Oh, Dios,
no dejéis que tus ojos enceguezcan con mi sangre
ni que tu oídos ensordezcan con mi amargo llanto.
En la madre de las bestias soportaré la vida
que me mira entre la hiedra oculta en el espanto.
¡Oh, Dios, venid por mis desdichas pronto!
¡Abrid mis ojos a la muerte bienvenida!
Sintiendo aquel silencio desgarrando mi interior,
la locura se vuelve tormento, desazón.
¡Oh, Dios, dadme la paz de tu daga lingual,
certera espada que apuñala mi voz!
Derramad mi lluvia en tus noches somnolientas,
¡que la calma de mi agua se levante en tus praderas!
Y ahora vuelves a buscarme
entre las piedras que derriba el tiempo,
cuando mi alma llora,
…llora en demasía.
(2000)