viernes, 25 de junio de 2010

La Rosa

Sufriente la rosa despojada
de sus pétalos.

Dolorosa, callada
con savia de sangre punzante,
rojiza.

Su tallo de verde, luto entre espinas
deshojando la mañana entumecida.

Cuánto vivió entre la aurora
malagradecida.

Cuánto duró con el fresno
de la mañana oxidada.

En ella un canto, y luego lamento
de la mano estéril que la condena
a marchitarse lento.

Entre las ánimas florales
yace su lozanía
que se escapa por las grietas
de los días.

Yace la flor…
gastada
que sin más
entregó su vida.

Ya la aurora no la viste de seda.
Ni las noches le vigilan la silueta.

Yace muerta.
Yace muerta.
La rosa
¡yace muerta!

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