viernes, 25 de junio de 2010

VIERA

Viera: las ganas metidas en su pecho.
Arrostra lo que -según viera- pulcramente manoseado.
El titilar de langosta aterra todo su zumo;
Maravilla naciente, condescendiente al mundo.

Viera no mata, no come ni brilla.
Se pierde en sofismas -según viera- absolutos.
No mata, no come ni brilla.
Es lo que ciega y ahonda sus estigmas.

Volvemos al punto:
Las ganas de zumo virginal que en su pecho se cuela.
Paradigmas sin paralelos carecen de lógica.
Viera alcanza redención en su lecho.
Pulcramente manoseado, arrostra el mundo.

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